martes, 15 de febrero de 2011

El tiempo lo pone todo en su sitio

Madrid, 15 de febrero de 2011-. Desde el pasado día 9 de febrero, queda registrado en el Ministerio del Interior la nueva formación política de la izquierda abertzale, llamada SORTU, que en su traducción al español sería crear. Este nuevo partido político surge como consecuencia de la ilegalización de Batasuna por parte de Tribunal Europeo de los Derechos Humanos de Estrasburgo, que decidió no permitir su entrada en la legalidad política por su clara vinculación a la organización terrorista ETA.

SORTU se presenta como un partido con unos principios ideológicos y claros que se sustentan en construir un Estado vasco en el marco europeo y contribuir en el nuevo ciclo abierto de Euskal Herria. Hasta aquí podemos pensar que todo es correcto, aunque haya defensores y retractores de estos principios ideológicos. Sin embargo, la cuestión que hace vislumbrar cierto grado de ambigüedad en las conclusiones que sacamos de este nuevo partido político es que, en su rueda de prensa para presentarse como el nuevo partido de la izquierda abertzale, hicieron oídos sordos ante las preguntas “comprometidas” de los periodistas sobre su vinculación con ETA.

Eso sí, ellos dejan claro su rechazo ante la violencia, sin embargo no se pronuncian con respecto a la condena que tendrían que pagar quienes cometan actos violentos. Lógicamente, y ante la controversia social generada por la conexión de Batasuna con ETA, los promotores de este partido político han subrayado que puesto que se cumplen todos los requisitos legales, SORTU tiene que ser un partido legal.

Quien calla otorga se dice, pero parece ser que a SORTU se le brinda la oportunidad para demostrar que no es una continuidad de nada anterior. Así que tendremos que aplicar ese dicho popular tan conocido que dice: “el tiempo lo pone todo en su sitio”.

Raquel Gormaz

martes, 8 de febrero de 2011

METAMORFOSIS

Madrid, 8 de febrero de 2011-. Los titulares de todos los periódicos de las últimas semanas nos relatan como inevitablemente, ese mundo que nos resulta tan lejano aunque esté más cerca que EE. UU por ejemplo, está cambiando. Primero Túnez, luego Egipto. Ahora Yemen y Jordania parece que también están incluyendo cambios en su organización política por lo que está aconteciendo alrededor.
El caso es que el mundo árabe está sufriendo una metamorfosis, está evolucionando para cambiar y llegar a un sistema democrático de pleno derecho. Está dando el paso de capullo a mariposa.

¿Y qué quieren?, ¿democracia?, ¿justicia?, ¿el fin de un gobierno absoluto y corrupto? Lo cierto es que los motivos por los que miles de personas se manifiestan, gritan, piden, rezan, y lloran en las calles de estos países vienen como consecuencia de años y años de silencio. Un silencio que se rompió cuando Mohamed Bouazizi se quemó a lo bonzo el 16 de enero de 2011 para protestar por la retirada de su puesto de frutas en Túnez. Un silencio que se rompió cuando el resto de la población tunecina se echó a la calle para pedir justicia y no descansó hasta que el presidente, Ben Ali, dimitió y se fue del país. Un silencio convertido en gritos de libertad que se extendió por parte del continente africano y llegó a Egipto, donde los autóctonos piden a Alá que Mubarak deje la presidencia. Un silencio que comienza a escucharse en Yemen o Jordania. ya que están tomando medidas que eviten revueltas como estas.

Un silencio que esperemos no se vuelva a repetir para que por fin llegue a estos países un auténtico estado de libertad, que vele por los ciudadanos y que asegure una plena justicia tanto legal como gubernamental. Solo queda pedir que el ímpetu de los hombres y mujeres que hoy están clamando por la justicia de su país no vuelva a quedar silenciado.

Raquel Gormaz

martes, 1 de febrero de 2011

Jueces incompetentes

Madrid, 1 de febrero de 2011-. Vivimos conectados a la era de la información. Absorbemos todo aquello que los medios difunden y damos opiniones de todo lo que escuchamos. Si al levantarnos por la mañana – mientras tomamos el primer café del día – escuchamos en la televisión o en la radio que una niña de tres años ha muerto por los daños ocasionados del maltrato que le propiciaba la pareja sentimental de su madre, o que un joven “revolucionario” ha agredido a un político de alguna ciudad del Levante español, todos pensamos que este mundo se está volviendo un poco loco.

Nos preguntamos cómo se puede llegar a ese punto, qué mentes tan perturbadas pueden hacer daño a un niño o a un bebé. Sin embargo, sin pensarlo dos veces, condenamos a aquellos que creemos que son los culpables.

Los medios ayudan a ello y puede que en ocasiones den informaciones que desdibujan la fina línea que separa la realidad de historias, como estas, que parecen sacadas de una de las novelas de Stieg Larsson.
Bien es cierto que en muchas ocasiones la presunción de inocencia queda vulnerada por los juicios mediáticos que se celebran con anterioridad a la sentencia que dicta el juez.

Ni mucho menos estoy a favor de “lapidar” a una persona por los delitos que “supuestamente” ha cometido. Pero mucho menos estoy a favor del mundo en el que vivimos en este sentido, en el que ya estamos anestesiados ante tantas muertes por violencia de género, abusos sexuales, agresiones, y un largo etcétera.

Nos creemos todo lo que oímos y participamos activamente en los juicios mediáticos y sociales porque ya no ponemos en duda que un adulto pueda matar a un bebé, o que un joven pueda reivindicar cualquier asunto agrediendo a un político. Hay hechos que demuestran que muchas veces la cruda realidad es así, al igual que en muchas otras no lo es y los implicados son juzgados antes de tiempo.

Pero la reflexión no hay que hacerla solo sobre la violación de la presunción de inocencia sino también sobre los valores de una sociedad en la que la muerte, los crímenes, agresiones y violaciones están a la orden del día. ¿Dónde queda entonces nuestra humanidad?

Raquel Gormaz