miércoles, 6 de abril de 2011

Aprendiz de mucho y oficial de nada

Madrid, 6 de abril de 2011.- Cuando uno acaba el Bachillerato, el próximo paso suele ser la universidad. En una franja entre los 18 y 20 años se comienza una carrera universitaria a la que se supone que vas a destinar el resto de tu vida profesional. Durante 3 (Diplomatura), 4 (Grado) o 5 (Licenciatura) años se estudia aquello que se ha elegido para ejercer la profesión de la mejor manera posible.

Sin embargo el desánimo no tarda en llegar cuando en los últimos años de carrera empiezan las dichosas prácticas y las crisis académicas que ellas collevan. Los becarios se esfuerzan día tras día, trabajando tanto como cualquier otro de la plantilla para aprender e intentar entrar en el mundo laboral de la forma más preparada. Pero las empresas, y más aún ahora con la crisis económica, ven el cielo abierto cuando los chavales llegan y trabajan sin rechistar cobrando un tercio del sueldo normal.

Los becarios son aprendices de un oficio, su trabajo esencial es aprender lo máximo posible durante los meses que han sido becados para luego comenzar su propia carrera profesional. Pero las empresas , cada vez más en los tiempos que corren, estiran y estiran las prácticas de los becarios anclándoles en una posición de aprendiz que no les permite avanzar en la escala de la profesión.

Hay que agradecer la oportunidad que se brinda cuando una empresa hace un contrato en prácticas a una persona para que aprenda a aplicar aquello que ha estudiado durante tanto tiempo. Pero de ahí a la “explotación” que sufren muchos jóvenes mientras están de becarios hay un paso demasiado grande como para poder pasarlo por alto. Lo ideal sería también brindar la oportunidad de avanzar paso a paso a aquellos que demuestren que se esfuerzan cada día para sacar adelante el trabajo.

Raquel Gormaz

El precio del periodismo

Madrid, 6 de abril de 2011.- A finales de la década de los ochenta, Tim Berners-Lee inventó las bases de lo que sería la revolución de la “Era Multimedia” en la que vivimos: llegó Internet. En nuestra vida cotidiana utilizamos esta herramienta a diario para cualquier cosa: comprar, gestionar nuestros asuntos burocráticos, mantener contacto con personas que no vemos asiduamente, y lo más importante acceder a todo tipo de información.

Con el desarrollo de la World Wide Web hemos pasado, de ir al quiosco a por el periódico todas las mañanas, a teclear en el buscador el nombre del diario que queremos leer. Es cierto que en la última década el número de lectores habituales a los diarios de tirada nacional ha aumentado considerablemente. Pero no nos equivoquemos, la razón de este incremento se debe a la difusión gratuita de información que ofrece Internet y las ediciones multimedia de los periódicos.

Es admirable que una sociedad evolucionada difunda una cultura gratuita para que todos sus ciudadanos puedan acceder a ella. Sin embargo, el contra que supone esta cuestión hace peligrar notablemente la profesión periodística. Generar las informaciones que consumimos diariamente tiene un coste demasiado alto; hay que pagar a los profesionales, introducir cambios tecnológicos para una mayor cobertura, editar, publicar, y un largo etcétera.

En el año 2002 El País intentaba lanzar una publicación digital de pago que se tradujo en un auténtico fracaso. La gente no se gasta dinero en algo que tiene al alcance de su mano de manera gratuita. La conclusión más aceptable a la que se puede llegar en este tema es la aplicación de las palabras que tuvo la directora de Le Monde Sylvie Kauffmann: “tenemos que convencer a los lectores de que el periodismo es muy caro”.

Raquel Gormaz

martes, 29 de marzo de 2011

EL PERIODISMO NO VISTE DE AMARILLO

Madrid, 29 de marzo de 2011.- Cuando vemos o leemos las informaciones periodísticas de países como México descubrimos como el amarillismo puede llegar a su máximo apogeo. Como el morbo y la difusión de la muerte, del caos, del miedo o de la catástrofe superan a la responsabilidad social periodística de difundir una información lo más objetiva posible que intente transmitir los hechos de la forma más próxima a la realidad. Muchos apartan la mirada, pero la curiosidad, como característica natural del ser humano, nos hace mirar o leer de nuevo, aunque sea de reojo, esas imágenes o informaciones que transmiten la realidad más cruel y dramática.

Por esta razón, es de vital importancia la labor periodística ante las catástrofes naturales para poder transmitir al resto del mundo una realidad fiel a los hechos acontecidos, aunque a veces sea dura. Sin embargo, es aún más relevante que el periodista sepa diferenciar entre la prensa amarilla y la difusión de lo que realmente está sucediendo. Es importante que en su trabajo se refleje lo que está pasando, pero también lo es que no busque únicamente el morbo como motor del éxito de su función sino que intente despertar en los receptores de su información solidaridad y empatía. Las informaciones que nos han llegado de la sucesión de catástrofes encadenadas que ha sufrido Japón es un buen ejemplo de ello.

Bien es cierto, que los autóctonos “lloran para adentro” y no se les conoce precisamente por demostrar sus sentimientos en público, ya que es una cuestión cultural transmitida de generación en generación. Pero la labor periodística de los que han cubierto estas desgracias es un ejemplo a seguir para aquellos periodistas que solo buscan el drama.

Raquel Gormaz

RENOVACIÓN ENERGÉTICA

Madrid, 22 de marzo 2011.- Las portadas de los periódicos nacionales se inundaban hace unos meses con noticias sobre la central nuclear de Garoña y la duración de su vida útil. Días después el debate nuclear estaba servido con respecto a este tema y las instituciones más ecologistas defendían la sustitución de la energía nuclear por otras renovables no tan perjudiciales para la población. Como siempre que surge esta controversia en la esfera pública, pues no es la primera vez que ocurre, todo quedó en agua de borrajas. Sin embargo, el terremoto y el tsunami que asolaron Japón el pasado día 11 de marzo y las posteriores detonaciones que se produjeron en la central nuclear de Fukushima como consecuencia del desastre natural, han vuelto a abrir la brecha del debate sobre esta cuestión.

Comenzaron los comentarios y argumentaciones a favor y en contra de las centrales y de la energía nuclear, comenzaron las explicaciones sobre los daños que puede ocasionar en la población un escape radioactivo, en fin, comenzó a expandirse el miedo a que pudiese suceder lo mismo que en el país nipón. Alemania fue la primera en posicionarse al cambiar la política llevada a cabo para la aprobación del periodo de vida útil de sus centrales nucleares.

España por su parte no cambió nada, pero los medios de comunicación se hartaron de difundir información sobre las centrales nucleares de nuestro país y los exámenes que pasan para dejar tranquila a la población. La energía nuclear es difícil de erradicar por completo, pero la inversión en energías renovables es sumamente relevante para que algún día futuro se pueda vivir adquiriendo la energía de fuentes no contaminantes ni dañinas para la humanidad.

Raquel Gormaz

miércoles, 16 de marzo de 2011

El Estatuto Periodístico

Madrid, 15 de Marzo 2011-. Puede que la profesión del periodismo en nuestro país cada vez esté más y más desvalorada por aquellos que juegan a ser periodistas. Puede que el periodismo español, o lo que a veces se llama periodismo, diste mucho de la esencia de esta profesión. Pero le pese a quien le pese y se practique como se practique, el periodismo es indispensable y sumamente importante en una sociedad libre. No es únicamente una profesión, es una labor social, es una responsabilidad para con los ciudadanos de un país que deben saber lo que ocurre en nuestro mundo.

Aún teniendo esto presente en la Sociedad de la Información en la que vivimos, España aún no ha aprobado el Estatuto del Periodista Profesional que nació en el año 2000 como consecuencia de la II Convención de Periodistas celebrada en Valladolid. El por qué, las pegas y las excusas insustanciales que todavía hoy, más de una década después, están pendientes de debate en las Cortes y con las que se choca una y otra vez esta profesión que debería ser regulada, reconocida y protegida de una vez por todas.

La definición del profesional periodístico debe abarcar numerosas funciones, derechos y deberes que todos conocemos bien, aunque solo sea de forma teórica, y que no se encuentran recogidos en ningún lugar. Es inexplicable cómo en una sociedad como la nuestra la profesión del periodista no esté regulada y definida de una forma clara, concisa y legal. El acceso a vistas judiciales, a las fuentes informativas o a los derechos de autor; o el desempeño libre de la profesión periodística son pilares básicos para que el verdadero periodismo triunfe en una sociedad en la que cada vez más personajes se atribuyen este título que tiene una relevante función socio-cultural.

Raquel Gormaz

La curiosidad NO mató al gato

Madrid, 1 Marzo 2011-. En muchas ocasiones escuchamos decir que España siempre va un paso por detrás. En este caso, es la pura verdad. Y si no es así, por qué España se diferencia de sus países vecinos, como Portugal, Italia o Francia, en tener una ley de acceso a la información pública.

Qué hay de malo en que un ciudadano en un país democrático quiera saber cualquier cuestión relacionada con las administraciones públicas, los altos cargos o los poderes gubernamentales que llevan las riendas de su país. Se supone que es algo que afecta a todos y cada uno de los habitantes de España, se supone que no existe ninguna razón de peso por la que cuestiones afines a la información pública sean secreto de sumario.

Nuestra Constitución regula como derecho fundamental el derecho a la información, a la libertad de información y de prensa para que todos los habitantes de nuestro país puedan acceder a todo lo que sucede más allá de sus experiencias directas. Sin embargo, no existe ninguna referencia constitucional que asegure que la información pública tenga que llegar a los ciudadanos españoles. Lo que favorece, sin lugar a dudas, innumerables casos de corrupción política, malversación de fondos u otras muchas que se nos escapan de las manos.

No es curiosidad, ni inmiscuirse en temas que ni nos van ni nos vienen, es hacer patente la aprobación del “Convenio sobre Acceso a Documentos Públicos” de España. Es pedirle al Gobierno, sin más demora, que todos los asuntos públicos sean como bien dice su nombre públicos y que cualquiera pueda acceder a esas informaciones. La cuestión real es exigirle a nuestro Gobierno que regule y aplique una ley de información pública que nos permita vivir en una democracia totalmente real.

Raquel Gormaz

martes, 15 de febrero de 2011

El tiempo lo pone todo en su sitio

Madrid, 15 de febrero de 2011-. Desde el pasado día 9 de febrero, queda registrado en el Ministerio del Interior la nueva formación política de la izquierda abertzale, llamada SORTU, que en su traducción al español sería crear. Este nuevo partido político surge como consecuencia de la ilegalización de Batasuna por parte de Tribunal Europeo de los Derechos Humanos de Estrasburgo, que decidió no permitir su entrada en la legalidad política por su clara vinculación a la organización terrorista ETA.

SORTU se presenta como un partido con unos principios ideológicos y claros que se sustentan en construir un Estado vasco en el marco europeo y contribuir en el nuevo ciclo abierto de Euskal Herria. Hasta aquí podemos pensar que todo es correcto, aunque haya defensores y retractores de estos principios ideológicos. Sin embargo, la cuestión que hace vislumbrar cierto grado de ambigüedad en las conclusiones que sacamos de este nuevo partido político es que, en su rueda de prensa para presentarse como el nuevo partido de la izquierda abertzale, hicieron oídos sordos ante las preguntas “comprometidas” de los periodistas sobre su vinculación con ETA.

Eso sí, ellos dejan claro su rechazo ante la violencia, sin embargo no se pronuncian con respecto a la condena que tendrían que pagar quienes cometan actos violentos. Lógicamente, y ante la controversia social generada por la conexión de Batasuna con ETA, los promotores de este partido político han subrayado que puesto que se cumplen todos los requisitos legales, SORTU tiene que ser un partido legal.

Quien calla otorga se dice, pero parece ser que a SORTU se le brinda la oportunidad para demostrar que no es una continuidad de nada anterior. Así que tendremos que aplicar ese dicho popular tan conocido que dice: “el tiempo lo pone todo en su sitio”.

Raquel Gormaz

martes, 8 de febrero de 2011

METAMORFOSIS

Madrid, 8 de febrero de 2011-. Los titulares de todos los periódicos de las últimas semanas nos relatan como inevitablemente, ese mundo que nos resulta tan lejano aunque esté más cerca que EE. UU por ejemplo, está cambiando. Primero Túnez, luego Egipto. Ahora Yemen y Jordania parece que también están incluyendo cambios en su organización política por lo que está aconteciendo alrededor.
El caso es que el mundo árabe está sufriendo una metamorfosis, está evolucionando para cambiar y llegar a un sistema democrático de pleno derecho. Está dando el paso de capullo a mariposa.

¿Y qué quieren?, ¿democracia?, ¿justicia?, ¿el fin de un gobierno absoluto y corrupto? Lo cierto es que los motivos por los que miles de personas se manifiestan, gritan, piden, rezan, y lloran en las calles de estos países vienen como consecuencia de años y años de silencio. Un silencio que se rompió cuando Mohamed Bouazizi se quemó a lo bonzo el 16 de enero de 2011 para protestar por la retirada de su puesto de frutas en Túnez. Un silencio que se rompió cuando el resto de la población tunecina se echó a la calle para pedir justicia y no descansó hasta que el presidente, Ben Ali, dimitió y se fue del país. Un silencio convertido en gritos de libertad que se extendió por parte del continente africano y llegó a Egipto, donde los autóctonos piden a Alá que Mubarak deje la presidencia. Un silencio que comienza a escucharse en Yemen o Jordania. ya que están tomando medidas que eviten revueltas como estas.

Un silencio que esperemos no se vuelva a repetir para que por fin llegue a estos países un auténtico estado de libertad, que vele por los ciudadanos y que asegure una plena justicia tanto legal como gubernamental. Solo queda pedir que el ímpetu de los hombres y mujeres que hoy están clamando por la justicia de su país no vuelva a quedar silenciado.

Raquel Gormaz

martes, 1 de febrero de 2011

Jueces incompetentes

Madrid, 1 de febrero de 2011-. Vivimos conectados a la era de la información. Absorbemos todo aquello que los medios difunden y damos opiniones de todo lo que escuchamos. Si al levantarnos por la mañana – mientras tomamos el primer café del día – escuchamos en la televisión o en la radio que una niña de tres años ha muerto por los daños ocasionados del maltrato que le propiciaba la pareja sentimental de su madre, o que un joven “revolucionario” ha agredido a un político de alguna ciudad del Levante español, todos pensamos que este mundo se está volviendo un poco loco.

Nos preguntamos cómo se puede llegar a ese punto, qué mentes tan perturbadas pueden hacer daño a un niño o a un bebé. Sin embargo, sin pensarlo dos veces, condenamos a aquellos que creemos que son los culpables.

Los medios ayudan a ello y puede que en ocasiones den informaciones que desdibujan la fina línea que separa la realidad de historias, como estas, que parecen sacadas de una de las novelas de Stieg Larsson.
Bien es cierto que en muchas ocasiones la presunción de inocencia queda vulnerada por los juicios mediáticos que se celebran con anterioridad a la sentencia que dicta el juez.

Ni mucho menos estoy a favor de “lapidar” a una persona por los delitos que “supuestamente” ha cometido. Pero mucho menos estoy a favor del mundo en el que vivimos en este sentido, en el que ya estamos anestesiados ante tantas muertes por violencia de género, abusos sexuales, agresiones, y un largo etcétera.

Nos creemos todo lo que oímos y participamos activamente en los juicios mediáticos y sociales porque ya no ponemos en duda que un adulto pueda matar a un bebé, o que un joven pueda reivindicar cualquier asunto agrediendo a un político. Hay hechos que demuestran que muchas veces la cruda realidad es así, al igual que en muchas otras no lo es y los implicados son juzgados antes de tiempo.

Pero la reflexión no hay que hacerla solo sobre la violación de la presunción de inocencia sino también sobre los valores de una sociedad en la que la muerte, los crímenes, agresiones y violaciones están a la orden del día. ¿Dónde queda entonces nuestra humanidad?

Raquel Gormaz

lunes, 24 de enero de 2011

"La pequeña Hiroshima de España"

Madrid, 24 de enero de 2001-. "Nos ha costado tanto recibir la poca información que nos ha llegado, así que por fuerza tenemos que desconfiar", dijo la alcaldesa pedánea de Palomares de 1983 a 1987, Antonia Flores.

Desde 1966 existen restos radioactivos en esta provincia del Mediterráneo, cuando se produjo el accidente aéreo de los bombarderos norteamericanos. Observando la línea del tiempo, aproximadamente una década antes, se produjo el ataque nuclear de Hiroshima y Nagasaki, que tuvo consecuencias desastrosas sobre la población y que a día de hoy aún no se han borrado sus efectos.

Es ridícula la comparación del daño nuclear que sufrieron las poblaciones asiáticas y la española. Sin embargo, el efecto nocivo que tiene en el organismo la radiactividad del plutonio se puede percibir en pequeñas cantidades. Se desdibujó el efecto que tuvieron las bombas que cayeron sobre Palomares y la información que recibieron sus vecinos fue bastante escasa. Todos ellos han sufrido las consecuencias de un accidente como este durante décadas y décadas y es absolutamente vergonzoso que más de cuarenta años después aún no se haya limpiado por completo la zona de más de 200 hectáreas que quedó afectada. “La pequeña Hiroshima de España” sigue siendo recordada por los titulares que ocupó en 1966 y muchos de los que sufrieron los efectos del plutonio, o en su defecto sus familiares, siguen teniendo preguntas que nadie contesta. Siguen cumpliéndose aniversarios de lo sucedido sin que estas personas tengan a su disposición todas las pruebas médicas necesarias para determinar su estado de salud y sigue pasando el tiempo sin que nadie conteste a todas sus preguntas. Porque de un accidente nadie tiene culpa, pero las consecuencias de lo ocurrido las están sufriendo estas personas sin ser atendidas como corresponde y en este aspecto está claro que existen culpables con nombres y apellidos.

Raquel Gormaz

lunes, 17 de enero de 2011

Un pilar básico en la sociedad democrática

Madrid, 17 de enero de 2011-. Numerosos autores en toda la historia del pensamiento político han defendido un sistema democrático como el mejor modelo a seguir para una sociedad que evoluciona y en la que los individuos viven en libertad.

Quizás la democracia tenga múltiples errores que se podrían solventar pero cualquier sistema democrático ofrece una serie de garantías al tener como requisito indispensable, para considerarle además un verdadero Estado de Derecho, la aprobación de la Convención Europea de 1950. En ella se aplican e interpretan una serie de derechos y libertades fundamentales aplicables a todo ser humano, y uno de esos derechos es el derecho a la información.

Y digo todo esto con un fundamento. El pasado 28 de diciembre varias decenas de personas se manifestaron, frente a la sede del grupo Prisa en Madrid, en contra del cierre de CNN+. Un canal que utiliza su programación íntegra para difundir la información más actual en ámbito nacional e internacional. Un canal que favorece enormemente este derecho fundamental, relevante también en la formación y educación de cada individuo en particular.

La razón del cese de esta cadena no es otro que los intereses económicos. Es cierto que las pérdidas en los últimos tres años han superado los 40 millones de euros. Sin embargo la cuestión en sí no es únicamente el cierre de la cadena en un periodo de crisis económica, sino la sustitución de un canal de información 24 horas, por un canal basado en una emisión completa durante todo el día del reality show más famoso de nuestro país: Gran Hermano, que ya va por la duodécima edición.

No creo que el derecho a la información quede violado por la sustitución de CNN+ a GH24, pero sí es cierto que la parrilla televisiva cada vez favorece más estos contenidos en detrimento de una difusión de información en la que se basa este derecho fundamental.

Raquel Gormaz