martes, 29 de marzo de 2011

EL PERIODISMO NO VISTE DE AMARILLO

Madrid, 29 de marzo de 2011.- Cuando vemos o leemos las informaciones periodísticas de países como México descubrimos como el amarillismo puede llegar a su máximo apogeo. Como el morbo y la difusión de la muerte, del caos, del miedo o de la catástrofe superan a la responsabilidad social periodística de difundir una información lo más objetiva posible que intente transmitir los hechos de la forma más próxima a la realidad. Muchos apartan la mirada, pero la curiosidad, como característica natural del ser humano, nos hace mirar o leer de nuevo, aunque sea de reojo, esas imágenes o informaciones que transmiten la realidad más cruel y dramática.

Por esta razón, es de vital importancia la labor periodística ante las catástrofes naturales para poder transmitir al resto del mundo una realidad fiel a los hechos acontecidos, aunque a veces sea dura. Sin embargo, es aún más relevante que el periodista sepa diferenciar entre la prensa amarilla y la difusión de lo que realmente está sucediendo. Es importante que en su trabajo se refleje lo que está pasando, pero también lo es que no busque únicamente el morbo como motor del éxito de su función sino que intente despertar en los receptores de su información solidaridad y empatía. Las informaciones que nos han llegado de la sucesión de catástrofes encadenadas que ha sufrido Japón es un buen ejemplo de ello.

Bien es cierto, que los autóctonos “lloran para adentro” y no se les conoce precisamente por demostrar sus sentimientos en público, ya que es una cuestión cultural transmitida de generación en generación. Pero la labor periodística de los que han cubierto estas desgracias es un ejemplo a seguir para aquellos periodistas que solo buscan el drama.

Raquel Gormaz

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